lunes, 12 de agosto de 2013

Recuerdos 1

La maestra y putilla me veían atentas, yo observaba el techo, el ventilador giraba haciendo ese ruido de ir y venir, un rechinido que te fastidia los primeros 5 minutos, después lo ignoras hasta que se te olvida que el ventilador de techo hace ruido
Mi primer amor fue una niña de trece años, muy bonita para un torpe como yo, yo tenia su misma edad, pero yo nunca he entendido a las mujeres saben, le escribí una carta de amor tan llena de patrañas que a un me apenó de haberla escrito, yo niño enamorado, pero también era un idiota, ella me rechazo y no me hablo en una semana, desde entonces senti odio y hastío por las mujeres pero a la vez no puedes hacer eso, crecí con muchos estigmas, a la muerte de mi padre, mi madre en su corazón me odiaba tanto como me amaba, haciendo mi vida un infierno miserable, a su muerte no llore en lo mas mínimo, de hecho creo me alegre, con 19 cumplidos deje la sordidez del estudio por el trabajo, las niñerías por borracheras, los amigos por prostitutas, pero si algo aprendí de mis padres, fue a no engancharme a nada, el alcohol y el tabaco eran solo diversiones, las drogas mas pesadas eran la carnada, no te imaginas las clases de mujeres que cosumen droga ni lo que pueden llegar a realizar por un poco de ese vicio, prostitutas, edecanes, maestras, niñas de de incluso 11 años, son un premio de consolación, para quienes como yo hacen de sus barrios bajos su hogar, tenia amigos saben, un vendedor de droga es tu amigo mientras compres y consumas, los otros drogadictos lo son con la esperanza de que compartas con ellos algo de droga, no es bueno tener amigos de esos, pero nunca esta demás, un día fui a un burdel de la ciudad, había detrás de bambalinas un evento que llamo mi atención, las mejores chicas estaban alli, pero actuaban como edecanes, para mi sorpresa encontré a una linda chica morena de tetas enormes y pelo lacio y negro los hombres como si se tratara de una piñata hacían turnos para golpearla con un chicote, ella lloraba y gemia, por su cuerpo desnudo cubierto de sudor se veían las marcas de los golpes, la pobre se quejaba pero nadie le hacia caso, un anciano ebrio me llamo  a su mesa y me pidió que por favor fuera bueno y me fornicara a su hija, la mayor, era una chica preciosa de pelo castaño claro, tendría unos 18 años apenas, yo asenti y la chica fue hacia mi, yo le acaricie su cuerpo y la coloque sobre los mesa, me comí su concha exquisita y comencé a penetrarle su concha rosa, el anciano me daba ordenes, golpeale las nalgas, jalale el pelo, muerdele el pie, todo aquello era delisioso, la otra chica permanecía desnuda, solo una cuerda cubría su desnudez, el anciano acomodo a la chica sobre sus piernas y le golpeo las nalgas con tal fuerza que la chica lloraba mucho pese a la mordaza, el anciano me ordeno algo mas, fornicarla por el culo, yo pensaba entonces que aquello era de jotos, pero no, obedecí y se lo metí a la chica así, como si nada, esta lanzo un grito de dolor terrible, pero proseguí hasta que su culo sangro y me vine dentro de ella, el anciano saco de sus ropas un trozo de palo de escoba, estaba en punta como si le hubieran sacado filo, el anciano se le metió por el culo a la menor y esta grito terriblemente, el anciano me ordeno retirarme, fui a una mesa cercana donde pude ver a una joven de piel negra a la cual por lo menos 20 hombres se masturbaban sobre ella, ella recibía insultos, golpes, escupitajos,
pero ella proseguía en su lucha titánica de tragarse el semen de todos, esa escena a todas luces grotesca, era excitante después que te quedabas a ver, no muy lejos de esa mesa había una adivina de parejas la cual para sus predicciones ocupaba el liquido del orgasmo de una mujer, a las cuales las hacia venirse con fuerza, su única paga era que le rompieran el culo, las parejas eran muchas, no me imagine como acabaría su culo después de eso, me acerque a los baños y esta ves si me sorprendí, no había mingitorios, si no unas jóvenes atadas en piletas donde los clientes se orinaban sobre ellas, en todo ese lugar de perversión conocí a mi ex esposa.

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